Lucite

Lucite

La industria de los plásticos fue beneficiada por las investigaciones y desarrollo de materiales que se llevaron a cabo durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial y que, para bien y para mal, afectaría la vida y el medio ambiente, probablemente, para siempre.

Lucita (polimetilmetacrilato) como material acrílico termoplástico fue desarrollado por
Dupont a finales de los años 20, pero salió al mercado ya en los años 30. Fue entonces cuando empezaron a vender licencias a firmas de joyería que abrazaron el material por sus posibilidades, resistencia y bajo coste que le hicieron jugar en otra división comparándolo con otros materiales plásticos existentes, como bakelita, galalith o  catalin, pues permitía hacer piezas opacas, translúcidas o transparentes e incluso insertar materiales en el interior como glitter, conchas de abulón etc

A mediados de siglo XX fue un verdadero boom y se pudo ver también en pequeños bolsos o tacones y, aunque Lucite era concretamente el material fabricado por Dupont, se acabó llamando "lucita" a todo plástico acrílico de similar composición en un fenómeno parecido al de Kleenex para nombrar cualquier pañuelo de papel. No obstante nombres como Plexiglas, Perspex, o Acrylex son solo algunos de los nombres bajo los cuales se comercializó este material acrílico de la mano de otras compañías.

Si volvemos a esos tiempos podemos ver a Marilyn Monroe o a Elizabeth Taylor con accesorios de este material o ya en los 60 a Twiggy con su "Swinging London" modelando para el Vogue con su joyería acrílica.

La Lucita incluso se conoció como el vidrio de acrílico por su uso como pantalla, entre otras cosas, de aviones. De hecho, son varios los rumores que dicen que los Jelly Bellies, esos animales con barriguita de lucita comercializados entre finales de los años 30 y los 40 por firmas como Trifari o Coro, estaban hechos de planchas defectuosas de este material que no servían para la industria aeronáutica.

Las posibilidades eran infinitas, gafas de sol, mangos de paraguas, menaje de hogar, objetos artísticos... pero no contaron con varios problemas, primero la contaminación de la fabricación de los plásticos y segundo la degradación del material, y este, es un mal contra el que muchos museos y químicos luchan e investigan a diario a fin de preservar los objetos representativos del siglo XX.

La degradación no es inmediata, puede tardar muchos años e incluso siglos dependiendo del tipo de plástico. Por ejemplo los materiales acrílicos como la lucita son de los más perdurables pero si la pieza es mal tratada su degradación se puede acelerar bastante. Por ello es preferible mantenerlas alejadas de las fuentes de calor, preservarlas de substancias como perfumes o lociones y guardarlas en lugares libres de polvo y sin humedad.

Quizás muchos de los creadores de joyería de fantasía no contaron con la coleccionabilidad de las piezas de lucita pero son maravillosos tesoros que a muchos de nosotros nos transportan a un tiempo que no vivimos. Obviamente la industria sigue haciendo piezas de plástico pero quizás sea más interesante tanto para nuestros outfits y colecciones, como para el medio ambiente que conservemos y amemos aquello que ya se hizo porque "lo hecho, hecho está"

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